🌿 Hábitos con sentido: cómo dejar de sobrevivir en modo multitasking
En un comienzo, este blog se llamaría Multitasking con Propósito. Y era evidente por qué.

Yo soy multitasking por naturaleza. De esas personas que cocinan mientras piensan en un nuevo proyecto, se acuerdan del correo que no han respondido y, al mismo tiempo, intentan escuchar a su hijo hablar sobre algo que vio en YouTube… aunque, para ser honesta, no siempre logro prestarle la atención que merece.
A veces también tengo un montón de pestañas abiertas, Pinterest en una, Behance en otra, la edición del blog, Notion, Google Calendar, una idea anotada en la cabeza, y un libro en las manos que me cuesta soltar. Todo eso, todo al mismo tiempo.

Durante años pensé que esa habilidad de estar “en todas” era algo positivo. Que ser rápida, resolutiva y productiva era parte de “tenerlo todo bajo control”.
Pero la verdad es que por dentro me estaba quebrando.
El multitasking me llevó al agotamiento, a la frustración silenciosa, y a ese ciclo cruel de sentir que nunca era suficiente… aunque hiciera mil cosas en un solo día.
¿Te suena familiar?
Hay cosas que sí o sí debemos hacer en el día a día: cuidar a los hijos, trabajar, responder mensajes, mantener la casa funcionando… Pero también están esas otras cosas que nuestra mente nos hace creer que son urgentes: abrir otro proyecto, rediseñar el CV, aprender algo nuevo justo ahora, revisar Instagram por si acaso.
Y ahí es cuando me di cuenta de algo importante:
No siempre somos multitasking porque queremos serlo. A veces lo somos porque estamos evadiendo algo.
A veces, el presente incomoda. Duele. La rutina se vuelve pesada, repetitiva, casi asfixiante. Y aunque tengamos un anhelo profundo de cambiar, de avanzar hacia una vida distinta… no siempre nos atrevemos. O quizás, simplemente, no es el momento todavía.
Y es ahí, en esa pausa incómoda entre lo que vivimos y lo que deseamos, donde la mente se llena de ruido.
Empieza a lanzar ideas, proyectos, distracciones. Nos hace creer que tenemos que movernos, que tenemos que hacer algo, cualquier cosa, para no sentir el peso del presente.
Yo exploté. Mi cuerpo empezó a somatizar todo ese “hacer sin parar”. Estrés. Ansiedad. Cansancio crónico. Y lo peor: la sensación de estar “presente pero ausente” en mi propia vida. Y por eso escribo esto.
Porque aprendí a bajarle el volumen al caos, a través de algo que parecía simple, pero era muy poderoso: los hábitos con propósito, hacer las cosas con calma mientras nos conectamos efectivamente al presente.
🌱 ¿Cómo crear hábitos cuando ya tienes mil cosas encima?
Olvídate de hacerlo todo perfecto. De hecho, olvídate de hacerlo “todo”. Primero debes ser consciente que es lo que quieres, cuál es tu propósito y cuales son tus metas. Para que puedas descartar lo que no te sirve.
Aquí te dejo lo que a mí me funcionó, de forma honesta y sin fórmulas mágicas:
1. Elige un solo hábito a la vez (y hazlo MUY específico)
No sirve decir: “quiero estar más presente” si no lo aterrizas.
Empieza con uno que puedas realizar en tu día.
Ejemplos:
- Tomar una ducha consciente entre 7:00 y 7:30 am, sin celular ni interrupciones.
- Escribir una intención del día al despertar o antes de dormir.
- Hacer una caminata de 10 minutos o agendar una hora al gimnasio 3 veces por semana.
- Tomarte una infusión a las 21:00 hrs después de hacer dormir a tus hijos como señal de cierre del día.
2. Ancla el hábito a algo que ya haces
Tu cerebro aprende por repetición, y las asociaciones son su mejor guía. Vincula el nuevo hábito a una acción que ya tengas integrada.
Ejemplos:
- Mientras se prepara tu café, escribe 3 cosas por agradecer.
- Después de cepillarte los dientes, mira el espejo y repite 5 veces una afirmación importante para tí.
- Mientras lavas los platos, repite una afirmación o conecta con tu cuerpo.
3. Hazlo ritual (aunque dure 3 minutos)
No se trata de cuánto tiempo te toma, sino de la energía con que lo haces. Agrega un toque especial que te guste y lo sientas tuyo.
Ideas:
- Poner tu música favorita, un podcast motivacional al ducharte o mientras conduces al trabajo.
- Encender una vela o incienso al iniciar tu jornada diaria.
- Usar tu agenda favorita para escribir o tu taza de té preferida.
4. No se trata solo de cumplir, sino de cómo te hace sentir
Cuando vivimos en modo multitarea, solemos medir todo en función de resultados: si hicimos la rutina completa, si tachamos todas las tareas, si fuimos productivos. Pero cuando hablamos de hábitos con propósito, el verdadero indicador no es si lo hiciste… sino cómo te sentiste al hacerlo.
Porque este camino no es sobre exigencia, es sobre conexión. Conexión contigo. Con el presente. Con lo que realmente necesitas.
Al final del día, pregúntate con honestidad:
- ¿Este hábito me hizo sentir más presente o más apurada?
- ¿Me regaló calma, foco, alegría o simplemente llenó un espacio vacío?
- ¿Lo hice desde el deseo o desde la obligación?
✨ Y recuerda esto: no es lo que hacen los demás, es lo que funciona para ti.
No te impongas rutinas imposibles. Si tienes hijos a tu cuidado, trabajo remoto y miles de pendientes, es probable que asistir al gimnasio seis veces a la semana no sea realista (y está bien).
No te frustres por no encajar en agendas ajenas. Crea la tuya. A tu ritmo. Con tus pausas. Con tu método.
5. Suelta lo que ya no resuena (aunque alguna vez te sirvió)
No todos los hábitos te van a acompañar toda la vida. Algunos son puentes. Otros, cargas que ya no necesitas.
Preguntas guía:
- ¿Estoy haciendo esto por rutina o por deseo?
- ¿Este hábito sigue teniendo sentido para la persona que soy hoy?
- ¿Lo mantengo porque me nutre o porque me da culpa dejarlo?
🌸 Tips realistas para bajar el multitasking
Porque sí, hay días en los que simplemente no se puede más. Y no necesitas una agenda perfecta ni 14 hábitos nuevos… solo algunos pequeños ajustes que te devuelvan el control (y la calma). Estos tips no vienen de una teoría lejana, sino de la experiencia: la mía, la de mujeres y hombres que viven con mil roles encima y aún así quieren vivir con más intención.
Pequeños cambios. Grandes respiraciones. Más presencia. Empieza por aquí ⬇️:
- Antes de cambiar de tarea, respira 3 veces. No es chiste, es magia.
- Escribe solo 3 prioridades al día, no 10. Lo demás es ruido. Ojo, recuerda que esas prioridades son tuyas no delegables.
- Di NO más seguido, aunque te cueste.
- Apaga notificaciones que te roban atención y energía. Mientras escribo siempre coloco mi teléfono en modo avión. Me distraigo facílmente y si veo mi teléfono parpadear querré saber si es algo importante. Y no, nunca es algo importante.
- Haz una cosa a la vez. Y hazla con todo tu corazón.
No viniste a esta vida a cumplir checklists infinitas. Viniste a crear, a disfrutar, a amar lo que haces y a estar presente con los que amas. Si hoy estás viviendo en modo automático, te entiendo.
Y si este post te hizo detenerte por un momento… ya diste el primer paso hacia un hábito más importante: volver a ti.